Blogs de Redacción Universitaria

domingo, 4 de marzo de 2012

El equilibrio de la vida


Mi mamá dice que mi tío está pagando todo lo malo que hecho en su vida. Asegura que lo que se hace en esta vida aquí se paga. Yo creo que ninguna persona debería sufrir como está sufriendo mi tío Pifas.

Durante su vida como chofer tuvo varios accidentes. Pero me contó de uno que sabía me gustaría escuchar.
Mi tío Pifas trabajó en una empresa cervecera que hacía viajes de Monterrey a Saltillo.

Con frecuencia invitaba a mí papá para enseñarle el oficio de chofer. En cierta ocasión llevaron una carga con 20 toneladas de mercancía. Estaban a la mitad del viaje y se acercaron al punto conocido como las curvas del diablo (Un lugar en donde ocurría muchos accidentes). Al llegar a este punto mi tío se percató que venían dos autobuses de frente. Uno de ellos invadía el carril contrario. Mi papá venía recostado en el asiento del ayudante. Mi tío le preguntó: ¿ellos o nosotros?

Mi papá no tuvo tiempo para responder. Lo único que hizo fue sostenerse con fuerza del asiento. A unos metros del impacto mi tío llevo el tráiler a la orilla de la carretera y ya no lo pudo controlar. Al momento de que las llantas de la caja bajaron a la carretera esta comenzó a dar vueltas. Había un voladero de cientos de metros. Una vez que el tráiler empezó a dar vueltas mi papá se salió disparado de la cabina. Mi tío Pifas se siguió por unos 50 metros más. Unos árboles fueron los que evitaron que siguiera dando vueltas.

Cuando reaccionó salió del tráiler y lo primero que hizo fue a buscar a mi papá. Mi papá se encontraba inconsciente. Arrastrándose en la barranca llegó hasta donde se encontraba mi papá. Cuando trató de reanimarlo se dio cuenta que un gran roca venía cayendo e iba directo a la cabeza de mi papá, entonces sostuvo la roca con la pierna y le salvó la vida. (Ahora ya no tiene esa pierna).

Gracias a la decisión que tomó mi tío no hubo una gran cantidad de muertos en ese accidente.
Las curvas del diablo están a dos horas del centro de Saltillo. Este tiempo fue suficiente para poder salir de la barranca para retirarse. Cuando reaccionó mi papá no podía moverse. Los dos sabían que tenían que salir pronto para retirarse de ese lugar. Caminaron por varias horas sobre la carretera tratando de que alguien los auxiliara.

Por suerte para ellos paso un compañero que había trabajado en la misma empresa hacia unos años. Los llevó en su camarote escondidos hasta la terminal de autobuses. Una vez ahí tuvieron que irse en el portaequipajes del autobús para que no fueran detenidos por las autoridades.

Una vez que terminó su relato me vino a la mente la frase que dijo mi mamá. Es cierto que todo lo malo se paga en esta vida, pero, también es cierto que tolo lo bueno tiene su recompensa.

sábado, 3 de marzo de 2012

Una vida complicada (Versión Final)


Solo tenía once años cuando mi tío Pifas se fue de su casa. El fue el segundo de nueve hijos. Una familia conformada por seis hombres (Tránsito, Epifanio, Salvador, Jesús, José y Juan) y tres mujeres (Rosario, Graciela y Víctoria). Mi tío Pifas fue un niño con muchos problemas de actitud. En cierta ocasión le robo dineroa mi abuelo, para mala suerte de mi tío Pifas se dio cuenta y lo dio una golpiza. 

Mi abuelo era una persona muy enérgica y trató de colgarlo de una viga del techo de su casa. Con ese escarmiento buscaba que no se volviera a presentar una situación igual.
Después de aquella golpiza las cosas en su casa ya no eran igual. Uno de sus amigos lo invitó a que se fueran a probar fortuna. Durante mucho tiempo estuvo viviendo por los rumbos de la central de abastos. Recuerda que le apodaban el chocolate por ser moreno. Tuvo varias ocupaciones, pero la que le redituaba ganancias sustanciosas era el de lavacoches. Recuerda que un niño mayor que él, al que le apodaban el Pepón frecuentemente le quitaba parte de sus ganancias del día.

Cierto día que lavaba el tráiler de un señor de nombre Lucio, se sentó al volante durante unos minutos y se imaginó como sería su vida si el aprendiera a manejar. Cuando termino de lavar el tráiler, Lucio le dio una buena propina. El Pepón se dio cuenta y le quito el dinero. Lucio se dio cuenta de lo sucedido. Ya antes había visto como le quitaban el dinero a mi tío.

Se le acerco Lucio y le dijo que fuera a quitarle el dinero que le había dado. No había mucho que hacer ante la advertencia que le hizo Lucio: “Mira pinche chocolate  si no vas y le partes su madre a ese cabron y le quitas tu dinero; entonces, yo te la voy a partir a ti”.

Lo meditó por unos momentos y entonces se le acerco al Pepón para pedirle su dinero. Después de unos minutos Lucio tuvo que intervenir para rescatar al Pepón de tremenda golpiza.

Ese hecho marcaría su vida para siempre. Lucio le pregunto si quería aprender a manejar y si se iría a Monterrey a vivir. A partir de ese momento empezó la nueva vida de mi tío Pifas. Las clases de manejo duraron alrededor de 4 años. Cuando cumplió 16 años consiguió su primer trabajo de chofer. Empezó manejando un camión que le apodaban el teterete.

A partir de ese momento empezaría la historia de Pifas y su tráiler